Lo primero que quiero hacer, es advertirles que esto no es ningún cuento. Es algo que me ha pasado de verdad y que me gustaría compartir con todos vosotros.
Todo pasó anoche, cuando estaba preparado para sumergirme en mis sueños. Eran poco menos de las doce cuando mis ojos empezaban a cerrarse lentamente. Viendo que no aguantaban más, decidí apagar la tele e irme a dormir. Cuando llegué a mi cuarto, encendí y apagué la luz rápidamente. Un mal presentimiento se apoderó de mí cuando vi una poderosa luz atravesar las diminutas hendiduras de la persiana. Cuando la abrí, mi presentimiento era real. Eran los focos de los vecinos, que apuntaban directamente a mi cuarto, impidiéndome dormir.
Lo primero que hice fue sacarle fotos, ya que esto no es la primera vez que pasa, y por mucho que les digamos que estas luces molestan, nunca van a aprender. Pero esto no viene a cuento.
Lo próximo que hice fue cerrar la persiana completamente y encender el ventilador, pero pasaban los minutos sin que yo pudiera dormir del insoportable calor que hacía. Volví a levantar la persiana para ver si habían apagado las luces, pero no fue así. No podía dormir y me fui al jardín para tomar el aire y hablar con mis queridas amigas: las estrellas.
Así es, cada noche les hablo y les pido el deseo que me haría muy feliz. Tengo la sensación de que me hablan, aunque no las entiendo, pero me imagino lo que quieren decirme. Me quedé hablando con ellas unos 15 minutos. Tenía mucho sueño y quería irme a dormir, así que decidí intentar hacer algo: ir a quejarme a los vecinos. Pero, sin embargo, mi naturaleza cobarde y miedosa me lo impedía. Así es, soy un cobarde, y lo reconozco, y como no me atrevía a ir decidí volver a mirar al cielo. Esta es mi gran experiencia. Había una estrella que parpadeaba con fuerza, como si me estuviera riñendo de mi cobardía. Es posible que os parezca una tontería o que estoy loco, pero esa estrella hizo que mi corazón se calmara y me dio el suficiente valor para ir a quejarme. No pasó nada, simplemente apagó la luz, bastante enfadada, pero no pasó nada.
Volví a mi casa bastante contento, pero con el sueño que pronto iba a desaparecer. Me tumbé sobre la cama, pero no cerré los ojos. Miré a la ventana, y la estrella que antes parpadeaba de una manera, ahora parpadeaba de otra. Me hizo sonreír, aunque no sé por qué. Es un sentimiento difícil de explicar. Hay algo mágico en las estrellas, y sé que me cumplirán el deseo que les pido cada noche.
A causa de las luces urbanas no vemos todas las estrellas que hay en el cielo. Puede que por lo que os acabo de contar penséis que estoy loco, pero quién está loco cuando se trata de sueños.
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3 comments:
¿Cobardía? ¿Prudencia? ¿Cautela? ¿Respeto? ¿Tolerancia? No sé dónde están los límites y, tal y como tú lo planteas, también yo debo considerarme, en ese sentido, cobarde. Siempre lo he sido.
Me ha pasado algo este verano que evidencia que no he cambiado con los años. Algún día te contaré, pero siéntete, al menos, comprendido. Yo soy igual.
En cuanto a las estrellas...Ya he perdido esa ilusión. Un día alguien me dijo que, cuando nosotros las vemos, muchas de ellas ya están muertas. Descorazonador.
Hace mucho que no escribes...
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