Thursday, August 24, 2006

NUBES

Qué tranquilidad. No hay ni un solo ruido de coche, ni de grito. Solo se oye la suave melodía de los pájaros despertarse entre la tenue oscuridad, que se va disipando lentamente. La hierba está fría y húmeda, por eso me tumbo sobre ella para poder contemplar el cielo. Todavía hay demasiada oscuridad para poder ver nubes con claridad, pero espero con paciencia.

Las nubes me fascinan. Son libres, viajan sin destino, cambiando constantemente de dirección y velocidad, viajando sobre montañas, desiertos, mares, ... Flotan como si fuera una suave pluma empujada por el viento. Pueden producir hermosos fenómenos, como rayos, lluvia, nieve, granizo, … todos destructivos, aunque también pueden producir hermosos fenómenos inofensivos, como nubes de colores y halos.

Pero no espero el poder ver a las nubes por lo que os acabo de contar. La cosa que más me fascina de la nubes es la multitud de formas que pueden llegar a tener: de un conejo, de una oveja, de un caballo, de un perro, … y más tarde, estas formas se convertirán en otras que a lo mejor no significan nada, pero a lo mejor sí.

Por fin se ve el cielo con claridad… No hay ni una sola nube en el… ¡Esperad! Hay una a lo lejos, pequeña y frágil, con forma de hoja. Está sola, completamente sola. ¿Qué sientes, pequeña nube? ¿Estás triste? Pues si lo estás no pasa nada, puesto que todavía te queda mucho viaje.

2 comments:

gaia56 said...

Me gusta viajar por encima de la nubes.. a tí?


Y YA VUELO POR ENCIMA DE LAS NUBES


Un fino arco de luna
me guiña su ojo dulce, me sonríe,
y acaricia mi mirada.

Ese punto dorado que ya crece,
pelea con un cielo azul de horizonte,
y despunta.

Me deslizo por su alfombra de tul blanco almidonado,
silenciosa, observadora,
pisando suavemente,
mientras
Venus brilla dominando el escenario

Amanece, me deslumbra
la magia y este nuevo día
y ya vuelo por encima de las nubes.

Carmen Sánchez.noviembre 2004.

Esther Garboni said...

Ya sabes, Gaël, lo que me fascinan las nubes; pero, como dice gaia56, no hay nada comparable con volar por encima de ellas.
Recuerdo un día de pesadumbre en mi vida en que, a modo casi de escapada, tomé un avión. Pocos segundos después de despegar, en la ciudad aún llovía, pero yo ya había remontado el temporal y podía disfrutar de un sol maravilloso.
La visión de tanta belleza me hizo sentirme repentinamente bien.
Por eso digo en mi blog: "por encima de las nubes ya no llueve y mi alma pesa menos".
La belleza de las cosas te salva muchas veces de la tristeza.