Es por la mañana, delante de un calmado mar. El Sol aún no se ha levantado del todo, pero se puede ver un poco su rostro. La Luna va desapareciendo lentamente del cielo, junto con las estrellas, que siguen brillando. El cielo no es negro, sino rosado, mezclado con tonos de amarillo y rojo. Las olas se empiezan a ver al fondo, viajando tranquilamente hasta la playa, sin ninguna prisa. Una suave brisa refresca mi sueño, que es infinito, haciéndome olvidar que lo tengo. Y es verdad que lo tengo, al sueño me refiero, porque que aún queden mares tan bellos tan solo es un sueño.
Por fin me despierto, y no hay agua, ni vida, ni belleza. Tan solo hay tierra, basura y animales sin vida. Por eso me voy, antes de que la luz del Sol me muestre la terrible imagen de lo que antes era el hogar de millones de seres vivos, del que me incluyo. A veces me pregunto quién tiene la culpa y siempre me doy la misma respuesta: “La culpa es mía por no hacer nada”.
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1 comment:
Es bueno tener sueños... ser dueño de tus sueños, reivindicarlos frente a la realidad.
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