No sabía qué hacer. Estaba encerrado en mi cuarto, aburrido, sin luz y sin ruidos. Estaba tumbado sobre mi cama, pensando en cosas que no significaban nada. Pasaban los segundos, los minutos, e incluso las horas, y no salía para nada de mi cuarto. A veces, encendía mi ordenador o ponía la radio, pero me cansaba al cabo de pocos segundos, y volvía a pensar tumbado en mi cama.
Un día, estaba sentado sobre una silla de madera, cerca de mi escritorio, comiendo galletas, hasta que, de repente, oí un sonido ensordecedor que provenía de fuera. Para ver lo que era, decidí abrir la persiana. Cuando la abrí, mis ojos se cerraron rápidamente por la luz que no estaba acostumbrado de ver, pero se volvieron a abrir después de unos segundos. Cuando se abrieron, me quedé sin aliento. Había, encima de mi casa, un arco iris completamente coloreado de siete colores que brillaban. También había una multitud increíble de mariposas danzando alrededor de mi casa que, también estaban pintadas con los siete colores del arco iris.
Al ver este hermosísimo espectáculo decidí salir fuera para verlo mejor. Salí de mi lóbrega habitación, crucé el pasillo, abrí la puerta de la entrada y salí de mi prisión. Normalmente, debería haber salido a un sitio lleno de coches, cubierto de asfalto e inundado de farolas, pero no fue así. No había nada gris, todo estaba lleno de colores: el azul de un río que se pasea por un bosque, el verde de las plantas que eran acariciadas por una suave brisa, el amarillo de los rayos del Sol que inundaban de alegría este lugar, el rojo de las amapolas abiertas al día, …
Pero no solo había colores, sino que también había sonidos de todas las clases, como pájaros, abejas, hojas, … Fue una sensación nueva y estupenda, pero duró poco. El lugar desapareció rápidamente, y me vi en la calle, rodeado de colores tristes y de sonidos desagradables. Sentí que mi corazón se paraba lentamente de la tristeza que me supuso perder de vista a este lugar.
Después de esta experiencia me di cuenta de una cosa. Aquellos colores, aquellos sonidos y aquel lugar existieron en el mismo lugar, pero el ser humano lo destruyó para sustituirlo por el gris y el blanco. Algo me hizo salir a la calle para darme cuenta de que, todavía existen lugares como estos en el mundo y de que hay que aprovecharlos, porque un día desaparecerán. Muchas gracias por haberme abierto los ojos, Naturaleza.
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