Sunday, July 23, 2006

ABANDONADO

Pobre bebé mirlo sin hogar, sentado frente al atardecer, esperando a que su madre venga. Su madre viene, pero viendo que no puede llevarse a su hijo, lo abandona.
De momento, sobrevive, pero no sé durante cuánto tiempo, puesto que su mirada se apaga lentamente.

EL SOL QUE NO ME ILUMINA

Mientras los rayos del Sol iluminan el campo, mi jardín se queda sin luz.
Pero mañana cambiará, puesto que mi jardín tendrá luz, y el campo, puede que también.

Saturday, July 22, 2006

LAS LÁGRIMAS DEL CIELO

Se acerca una tormenta que amenaza con soltar hermosos y rápidos rayos que iluminarán el cielo, con soltar enormes trozos de granizo que destruirán ventanas y con soltar grandes cantidades de agua que producirán una terrible inundación. Pero ¿debemos quejarnos? No lo creo, ya que el cielo se siente enfadado porque nosotros no lo cuidamos, y tiene derecho a expresar su ira y tristeza.

Friday, July 21, 2006

SUFRIR EN SILENCIO

No lo soporto, no puedo seguir viéndolo.
Mientras esos niños arrancan los pétalos de esta rosa,
ella debe dejarse hacer,
ya que ni puede gritar, ni puede pegar, ni puede llorar.

Thursday, July 20, 2006

ME MIRAN

Sentado en mi terraza, tomándome una taza de té frío, me di cuenta de que algo me miraba. No sabía lo que era, intentaba encontrarlo. Giraba la cabeza por todos lados, intentando encontrar al espía, pero no veía nada. Solo veía a los árboles dejándose tocar por el viento que, suavemente, golpeaba mi rostro, intentando decirme “nadie te observa”. No le escuché y seguí buscando.

Me levanté de la silla, con mi taza de té en la mano y decidí sentarme en el salón y escuchar música que tranquilizara mis pensamientos. Lo consiguió durante unos segundos, hasta que volví a presentir una presencia. Alguien me miraba, así que, intranquilo, decidí dejar mi taza de té en la mesa y dar un paseo por el parque.

Al salir de casa, la presencia desapareció y me quedé muy aliviado. Me dirigí hacia el parque cruzando pasos de cebra, caminando por aceras y carreteras, … Hasta que, por fin, llegué al parque.

Mi mente no pensaba, simplemente miraba a los niños jugar sobre los columpios, a la hierba húmeda que brillaba al Sol, a la abejas volar sobre la flores, … Pero volvió la presencia. Estaba claro que me perseguía alguien, escondiéndose muy bien de mí, anotando en una hoja de papel cada uno de mis movimientos. No lo soportaba más, así que decidí irme corriendo a mi casa y dormir un poco para intentar no pensar.

Llegué a mi casa en menos de cinco minutos, abrí la puerta de mi cuarto, me tumbé sobre la cama y me tapé la cabeza con mi almohada. No oía ni veía nada, así que pensé que la presencia había desaparecido. Me quité la almohada de la cabeza, me senté sobre la cama y miré hacia la ventana. La inscripción que había sobre los cristales, hecha con gotas de agua, me hizo cambiar. Decía lo siguiente: "todo lo que está vivo te observa y te intentan hablar. En vez de huír de ellos, háblales tú también".

NADAR EN EL CIELO

Los halcones vuelan en el cielo,
los peces nadan en el mar,
pero yo no sé si lo que quiero
es en el cielo poder nadar.

ESCAMAS DE REPTIL

Sebastián era un hombre como otro cualquiera: sencillo, simpático, trabajador,… Era bastante joven, de unos 30 años. No molestaba a nadie y siempre ayudaba a los demás. Amaba a la naturaleza. Poseía una colección impresionante de animales, sobre todo de reptiles, sus animales preferidos. Le encanta la belleza y habilidad de estos animales. Hizo muchos viajes para ver de cerca de todas las clases de reptiles que pudiera ver, porque no les tenía miedo en absoluto.

Un día, en uno de sus viajes, entró en una tienda de recuerdos para comprar alguna foto para añadir a su colección. Al entrar, lo primero que le chocó fue ver una piel de serpiente colgada en una pared de bambú, haciendo de decoración. Sebastián, al ver a la serpiente, le preguntó al hombre de la tienda:

- Perdone, señor, ¿esa piel de serpiente es auténtica?

El hombre de la tienda empezó a reírse, metiéndose un porro en su boca, llena de dientes torcidos y negros.

- Pues claro que sí- le respondió- ha sido preparada de la mejor manera posible, al igual que todas las pieles de aquí.
- ¿De qué manera?- volvió a preguntar Sebastián.
- Para que las pieles de los reptiles no se estropeen, lo que se hace es cortarles primero desde la cabeza hasta la cola por debajo, y por supuesto vivos.

Los ojos de Sebastián se llenaron de ira y odio, pero antes de soltarla, Sebastián volvió a hacer otra pregunta:

- ¿Tiene más pieles como esta?

El hombre le hizo un gesto a Sebastián, conduciéndole a un cuarto enorme y oscuro. Al encender la luz, Sebastián no creía lo que veía. Había, por lo menos, doscientas pieles de muchas clases de reptiles: de cocodrilos, de serpientes, de lagartos,…

- Impresionante, ¿no le parece?- le preguntó el hombre a Sebastián con una ligera sonrisa.
- Pues sí, es impresionante- le respondió Sebastián mirando al suelo- es impresionante que todavía queden hombres como usted en este mundo. No tiene vergüenza ni corazón, y tampoco tiene alma- volvió la mirada al hombre- pero no pienso consentir que los hombres como usted vivan, así que prepárese, porque esta noche será su hora.

La sonrisa del hombre se tumbó de repente, y Sebastián se fue de la tienda con los ojos encendidos en llamas.

A la mañana siguiente se encontró el cadáver del hombre en su casa, completamente mutilado, de la misma manera que torturaban a los reptiles. Sebastián desapareció del mapa y, desde entonces, múltiples muertes a personas que torturaban a reptiles empezaron a ocurrir. La policía no sabía quién era el asesino, pero le pusieron el siguiente nombre: “El bandido de escamas”.

Wednesday, July 19, 2006

LA MIRADA DE UNA COBRA

El investigador Peter Brown fue a Egipto para investigar las pirámides de Egipto, puesto que le intrigaba sus múltiples leyendas y maldiciones, sin hablar de sus misterios y tesoros. Nada más llegar a las pirámides, lo primero que vio fue a un animal muy venenoso: una cobra egipcia. Lo que hizo al verla fue retroceder rápidamente, emitiendo un grito de susto. Él esperaba que la cobra fuera a atacarle, pero no fue así. La cobra se quedó mirándolo fijamente a los ojos. Después de unos segundos, Peter se desmayó sobre la cálida arena del desierto y la cobra se marchó.

Al día siguiente, dos hombres encontraron el cuerpo de Peter inmóvil en suelo, con la cara hacia abajo. Cuando le dieron la vuelta, los ojos de Peter estaban completamente ocupados por sus pupilas, sin color ni vida. Nada más ver los ojos de Peter, los dos hombres dijeron lo siguiente: “se quedó mirando a una cobra”.

LA DISTANCIA ENTRE DOS FLORES

Las flores son hermosas, claro que lo son.
Más hermosas son para las mariposas, puesto que son su alimento.
Pero no es fácil conseguirlo para estos bellos insectos,
porque su tamaño es pequeño y grande es la distancia entre dos flores.
Deben hacer largas distancias todos los días para saciar su hambre,
cruzando obstáculos y peligros, como telarañas o depredadores.
Y cuando por fin han saciado su hambre, deben volver a su hogar.
Por eso, las mariposas son verdaderos supervivientes de la vida,
siempre llenas de energía, fuerza y colores.

LA CARTA DE LOS COLORES

No sabía qué hacer. Estaba encerrado en mi cuarto, aburrido, sin luz y sin ruidos. Estaba tumbado sobre mi cama, pensando en cosas que no significaban nada. Pasaban los segundos, los minutos, e incluso las horas, y no salía para nada de mi cuarto. A veces, encendía mi ordenador o ponía la radio, pero me cansaba al cabo de pocos segundos, y volvía a pensar tumbado en mi cama.

Un día, estaba sentado sobre una silla de madera, cerca de mi escritorio, comiendo galletas, hasta que, de repente, oí un sonido ensordecedor que provenía de fuera. Para ver lo que era, decidí abrir la persiana. Cuando la abrí, mis ojos se cerraron rápidamente por la luz que no estaba acostumbrado de ver, pero se volvieron a abrir después de unos segundos. Cuando se abrieron, me quedé sin aliento. Había, encima de mi casa, un arco iris completamente coloreado de siete colores que brillaban. También había una multitud increíble de mariposas danzando alrededor de mi casa que, también estaban pintadas con los siete colores del arco iris.

Al ver este hermosísimo espectáculo decidí salir fuera para verlo mejor. Salí de mi lóbrega habitación, crucé el pasillo, abrí la puerta de la entrada y salí de mi prisión. Normalmente, debería haber salido a un sitio lleno de coches, cubierto de asfalto e inundado de farolas, pero no fue así. No había nada gris, todo estaba lleno de colores: el azul de un río que se pasea por un bosque, el verde de las plantas que eran acariciadas por una suave brisa, el amarillo de los rayos del Sol que inundaban de alegría este lugar, el rojo de las amapolas abiertas al día, …

Pero no solo había colores, sino que también había sonidos de todas las clases, como pájaros, abejas, hojas, … Fue una sensación nueva y estupenda, pero duró poco. El lugar desapareció rápidamente, y me vi en la calle, rodeado de colores tristes y de sonidos desagradables. Sentí que mi corazón se paraba lentamente de la tristeza que me supuso perder de vista a este lugar.

Después de esta experiencia me di cuenta de una cosa. Aquellos colores, aquellos sonidos y aquel lugar existieron en el mismo lugar, pero el ser humano lo destruyó para sustituirlo por el gris y el blanco. Algo me hizo salir a la calle para darme cuenta de que, todavía existen lugares como estos en el mundo y de que hay que aprovecharlos, porque un día desaparecerán. Muchas gracias por haberme abierto los ojos, Naturaleza.

LUNA, LA VIAJERA DE LA NOCHE

Estoy cansado. Mis ojos quieren cerrarse. El Sol se está poniendo tras una bella montaña. Las estrellas empiezan a brillar y a cantar hermosas melodías cristalinas. Ya se pueden oír a los búhos y a los grillos mezclar sus melodías con las de las estrellas. Todo es precioso, pero hay algo más precioso que todo esto: la Luna.

Es mi mejor amiga. Siempre está sonriente y, alegremente, me habla y me cuenta lo que ve ella viajando por el mundo, desde las cosas bonitas, hasta las cosas feas. Ella me suele contar las cosas bonitas. La más bonita que me ha contado nunca se me va a olvidar. Luna se sentía muy sola en una noche de Turquía. Sus hijas, las estrellas, no brillaban como otras noches. Todo estaba oscuro y ella intentaba iluminar lo máximo la noche, pero no podía. Su color plata se desvaneció rápidamente a un color anaranjado, hasta que una lluvia de estrellas empezó a caer, iluminando el cielo. Aquellas estrellas saludaban a Luna al pasar por delante de su cara. Esto hizo que le cambiara el color otra vez, con más brillo y belleza. Cuando la plateada lluvia de estrellas cesó, Luna se despidió de ellas, agradeciéndoles la ayuda.

Pero Luna también me cuenta cosas que me entristecen. Sol es su mayor enemigo. Luna siempre huye de él, pero, a veces, Sol consigue atraparla y torturarla. Para nosotros, cuándo esto sucede, es un espectáculo hermosísimo, pero para Luna no. Lo que muchos llaman corona solar cuando Luna y Sol se encuentran son en realidad las lágrimas de sufrimiento de Luna. Ella me dice: “es inevitable que me atrape, pero, ¿qué puedo hacer?” Cuando me hizo esta pregunta yo la miré, y le dije: “No puedes hacer nada, salvo huir, pero algo sé. Sé que, por muchas torturas que hayas sufrido, tú siempre has sido y siempre serás alegre. Por eso eres especial:” Luna no me dijo nada, pero me miró muy agradecida.

Luna ya se va, e intenta esconderse en cielo para que Sol no le vea. Sol se asoma, buscando a Luna, pero esta ya no está. Su brillo se vuelve muy rojizo, que hace despertar su ira y su impaciencia. “Lo siento Sol, pero hoy no atraparás a Luna”.

Tuesday, July 18, 2006

LA AMAPOLA DE DOS PÉTALOS

El Sol se despierta de su sueño esta mañana de primavera. Sus rayos de luz pasan a través de las diminutas hendiduras de la persiana de la habitación de Raúl, despertándolo a él también de su sueño. Raúl se rasca los ojos antes de sentarse sobre su cama y soltar un bostezo. Después de unos segundos se dirige hacia la ventana para abrir la persiana. Al abrirla, la ventana le muestra un mundo lleno de colores y formas: una nube solitaria pasando por delante del Sol; una colorida mariposa posándose sobre un rosal; la suave brisa que golpea las hojas de un florido peral; las montañas que suben hasta el cielo como rascacielos, …

Todo le parece hermoso, pero solo una cosa le entristece: delante de su ventana hay una enorme rama de un árbol. Sobre esta rama hay un pequeño nido de gorrión, con una cría en su interior. La cría de gorrión chilla para llamar a sus padres para decirles que tiene hambre. Raúl contempla emocionado cómo los padres del pequeño pájaro acuden a saciar su hambre. “Qué suerte tienes, gorrioncito” se dice Raúl “tienes unos padres estupendos, que te cuidan y se preocupan por ti. Yo también los tuve, pero ahora vuelan por un camino de nubes, lleno de luces y con la más maravillosa vista a los paisajes más hermosos del mundo.” Raúl baja la cabeza unos instantes antes de que una lágrima se pasee por su rostro. Cuando la lágrima ha caído, Raúl vuelve a mirar a la ventana. “Pero tengo un secreto” se vuelve a decir haciendo una ligera sonrisa.

Raúl sale de su cuarto, baja por las escaleras y se dirige a la cocina. Allí se prepara dos tostadas de mantequilla y mermelada, acompañado de una taza de café. Al terminar su desayuno se prepara para su excursión diaria al “Prado de las nieves”, llamado así por su multitud de flores blancas. Al terminar de prepararse, Raúl sale de su casa y se dirige al prado, que se encontraba bastante lejos de su casa.

Llegado al prado, Raúl busca el motivo de su visita al prado. Raúl cruza el prado entero, pasando por pequeños charcos de agua cristalina y por solitarios árboles. Una vez cruzado el prado, Raúl se sienta sobre una roca debajo de un viejo árbol lleno de hojas y blancas flores. Raúl espera emocionado, mirando las abejas y las mariposas posarse sobre las flores del árbol. Pero la espera ya acaba, puesto que Raúl ya ha encontrado el motivo de su excursión: una amapola de dos pétalos.

Esta amapola aparece mágicamente todos los días a la misma hora en el mismo sitio y desaparece cuando el Sol se prepara para dormir. Pero la mágica aparición de la amapola no es lo más importante para Raúl, sino el significado de la flor. Para Raúl no es una amapola, sino su familia: sus padres. Un pétalo de la amapola es su padre, mientras que el otro es su madre. Raúl se pasa horas hablando con la amapola. Pero Raúl no es el único que habla. La amapola también le habla a Raúl. Solo él puede oír las voces de sus padres. Muchos niños vienen al prado para jugar y muchas veces ven a Raúl hablar solo, sin darse cuenta de la realidad.

Para Raúl las amapolas son sus flores preferidas. No solo por la amapola de dos pétalos, sino por la sensibilidad de estas. “Las amapolas son flores muy sensibles. Una vez arrancadas, sus pétalos caen como plumas, quitándoles su hermoso color rojo.” Estas son las palabras que inundan la mente de Raúl todos los días. Le sorprendía que una amapola durara tantos años, sobreviviendo a huracanes, inundaciones, sequías, …

El Sol está a punto de ocultarse detrás de las montañas. Ya no hay mariposas ni abejas y las flores se están cerrando. Es hora de que Raúl se despida de sus padres, y lo hace con un alegre “mañana vuelvo”. Una vez dichas estas palabras, la amapola desaparece lentamente ante los oscuros ojos de Raúl. Raúl se queda de pie unos segundos. “Es curioso,” se dice “este prado está lleno de flores blancas, ya estén en árboles, charcas o plantadas en el suelo. Aquí todas las flores son blancas, excepto mi amapola. No me había dado cuenta hasta ahora, pero ¿es casualidad o tiene algún significado?” Raúl, por fin, empieza a caminar por el mismo camino por el que vino, pasando por las mismas charcas y por los mismos árboles.

Raúl llega a casa cuando una ligera oscuridad intenta apoderarse de una débil luz. Raúl saca las llaves de su casa, pero unos pequeños pitidos le interrumpen. No son de búho ni de lechuza, sino de gorrión. Raúl se dirige hacia el árbol que interpone su enorme rama delante de la ventana de su habitación. Debajo del árbol se encuentran los cuerpos inmóviles de los gorriones padre, madre e hijo, junto con una amapola de tres pétalos. Los pitidos vienen de la flor. Raúl se acuclilla delante de esta. “Mis padres han elegido el Prado de las Nieves porque les gustaba y vosotros habéis elegido vuestro hogar”. Raúl se pone de pie y dirige su mirada hacia la única estrella que hay en el cielo nocturno y de su boca salen unas palabras: "ha nacido una nueva amapola, la vuestra".