LA HORMIGA ENFERMA

En un enorme hormiguero, las hormigas trabajaban de noche, de día, construyendo habitaciones, alimentando a las larvas y a la reina, defendiendo el nido, … Todas las hormigas trabajaban, todas, menos una.

La hormiga que no trabajaba estaba muy enferma, tanto que nadie podía acercarse a ella, tanto que tenía que estar encerrada, sin poder ver el hermoso cielo, lleno de nubes blancas, atravesadas por los rayos del Sol.

Mientras la hormiga enferma descansaba en una habitación, aislada de todos, las otras hormigas no podían más con su cuerpo de tanto trabajar. Se quejaban y odiaban a la hormiga enferma, ya que no trabajaba, teniendo, supuestamente, suerte.

Pero al cabo de 2 semanas, la hormiga se quitó la vida, aplastando su cuerpo con una roca. Sin embargo, esta no se quitó la vida sin dejar esta carta, escrita con su sangre y una hoja que se encontraba en la habitación:

¿Creéis que he tenido suerte de no poder disfrutar la vida como vosotras la estáis disfrutando? ¿Creéis realmente que he tenido suerte al morir con tanto dolor? Si es así, no vale la pena que sigáis viviendo, porque la vida es dura, pero es muy hermosa.