Llueve sobre mi casa,
llueven gotas de felicidad.
Mi jardín estaba seco, descolorido,
sin la vida que solía tener,
hasta que estas lágrimas de emoción,
cayeron sobre la tristeza,
borrándola como se borra una mancha.
Cuando cese este llanto de esperanza,
la belleza volverá a mi jardín,
que brillará como estrellas en cruz,
gracias al oro que desprende el Sol.
Gracias, Naturaleza, gracias por llorar sobre mí,
gracias por devolver la sonrisa a mi jardín,
gracias por acompañarme todos los días y las noches,
aunque haga frío, aunque haga calor,
aunque las nubes tapen las luces del cielo.
Pero, Naturaleza, a veces eres cruel,
a veces eres una ladrona de vidas.
Te gusta dar la vida, pero también te gusta robarla.
huracanes, tornados, volcanes, …
sé que son importantes para el correcto funcionamiento del planeta,
pero matan a muchos inocentes que se han cruzado en tu camino.